Caracoles a la Llauna: Un manjar crujiente con sabor a brasa
Los Caracoles a la Llauna son una joya de la gastronomía catalana, especialmente arraigada en la provincia de Lleida. Su nombre proviene de la «llauna», una lata o bandeja metálica donde tradicionalmente se asan estos pequeños manjares sobre brasas de sarmientos, lo que les confiere un aroma y sabor únicos e inconfundibles.

Este plato, sencillo en su preparación pero rico en matices, es perfecto para disfrutar en una calçotada o cualquier otra celebración al aire libre donde el fuego y los buenos productos son los protagonistas. La textura crujiente de los caracoles, combinada con el alioli casero, lo convierte en una experiencia culinaria muy apreciada.
Ingredientes para saborear unos auténticos Caracoles a la Llauna (para 4 personas):
- 1 kg de caracoles (de la variedad «bover» o similar, previamente purgados)
- Manteca de cerdo (aproximadamente 100-150 gramos)
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal gruesa
- Pimienta negra recién molida
- Opcional: hierbas aromáticas como tomillo, romero o laurel
- Para el alioli casero (acompañamiento indispensable):
- 2-3 dientes de ajo
- Sal
- Aceite de oliva virgen extra (aproximadamente 100-150 ml)
Preparación, paso a paso, para disfrutar de este clásico catalán:
* Preparación de los caracoles: Asegúrate de que los caracoles estén bien purgados. Lávalos varias veces con agua fría hasta que no suelten más baba ni tierra. Escúrrelos bien.
* Ensartado en la llauna: Tradicionalmente, los caracoles se ensartan en brochetas metálicas o se colocan directamente sobre la llauna, con la abertura hacia arriba para que no se salga la carne durante la cocción. Si utilizas brochetas, ensarta unos cuantos caracoles en cada una.
* Aderezo inicial: Coloca los caracoles ensartados o directamente sobre la llauna. Sazónalos generosamente con sal gruesa y pimienta negra recién molida. Si lo deseas, puedes añadir unas ramitas de tomillo, romero o una hoja de laurel entre los caracoles para aromatizar.
* El toque de grasa: Distribuye trozos pequeños de manteca de cerdo entre los caracoles. La manteca ayudará a que queden jugosos y les aportará un sabor característico. También puedes rociar con un poco de aceite de oliva virgen extra.
* Asado a la brasa (la clave del sabor): La forma tradicional de cocinar los Caracoles a la Llauna es sobre brasas de sarmientos, que proporcionan un calor intenso y un aroma ahumado muy particular. Coloca la llauna sobre las brasas, a una altura adecuada para que los caracoles se cocinen lentamente y se doren sin quemarse. Ve girando las brochetas o moviendo los caracoles en la llauna para que se hagan de manera uniforme. El proceso de asado suele durar entre 20 y 30 minutos, o hasta que veas que los caracoles están dorados y la carne se ha retraído ligeramente.
* Alternativa al horno: Si no tienes la posibilidad de hacerlos a la brasa, puedes precalentar el horno a unos 200°C (calor arriba y abajo). Coloca los caracoles en una bandeja de horno y sigue los mismos pasos de aderezo. Hornea durante unos 30-40 minutos, vigilando que no se sequen demasiado. Puedes rociarlos con un poco más de aceite durante la cocción si es necesario.
* Preparación del alioli casero: Mientras los caracoles se asan, prepara el alioli. Pela los dientes de ajo y machácalos en un mortero con una pizca de sal hasta obtener una pasta. Ve añadiendo el aceite de oliva virgen extra poco a poco, sin dejar de remover con la mano del mortero (o con una varilla si prefieres), hasta que la salsa emulsione y adquiera una consistencia espesa. Prueba y rectifica de sal si es necesario.
* Servir y disfrutar: Sirve los Caracoles a la Llauna calientes, directamente en la llauna o en una fuente. Acompáñalos generosamente con el alioli casero. La tradición manda «succionar» la carne del caracol una vez retirado de su concha.
Los Caracoles a la Llauna son mucho más que una simple receta; son una experiencia que evoca celebraciones, encuentros con amigos y el sabor auténtico de la tierra catalana. Su textura crujiente y su sabor a brasa, realzado por el alioli, hacen de este plato un manjar irresistible para los amantes de la buena gastronomía. ¡Que aproveche! (Bon profit!)